LA MUSICA ECUATORIANA 

La música ha sido un aspecto cultural importante en Ecuador desde mucho antes del surgimiento del imperio Inca. Instrumentos como flautas, tambores y trompetas se han encontrado en antiguas tumbas. El pasillo es un genero popular de la música ecuatoriana que se asocia con las comunidades indígenas, mientras que la música de marimba y bomba están asociadas con las comunidades afro ecuatorianas.




La musica en Ecuador se ha desarrollado a través de su historia con tres vertientes: una tradicional, otra "docta" o académica y una popular o contemporánea. La tradicional se clasifica a partir de su origen regional y sus fuentes musicales. La musica docta se explica a través de su evolución desde la construcción del primer órgano y la creación del Colegio San Juan Evangelista para enseñar musica barroca y canto gregoriano con la fundación de la ciudad de Quito. Por ultimo la musica contemporánea describe el desarrollo que ha tenido la musica en Ecuador con los géneros mas populares en la actualidad, que no responden a un genero tradicional, aunque pueden presentar influencias; ni se enseñan de manera académica bajo los cánones tradicionales de la musica clásica.



El termino "Yumbo" proviene del quichua y significa brujo. Durante la época Colonial fue empleado para identificar a las etnias de dos regiones distintas en cuanto a su lengua y cultura. Los descendientes de la primera, proveniente de la Amazonía, son los actuales quichua amazónicos asentados en extensos territorios del Napo y Pastaza, conocidos también con el nombre de Canelos quichuas. El otro grupo, conocido con el mismo nombre, corresponde a una numerosa población asentada en territorios andinos, en Cotopaxi, Pichincha e Imbabura. La información etnohistórica y arqueológica ha permitido identificar a este pueblo, saber sobre su modo de vida y demás características culturales hasta más o menos comienzos del siglo XIX, cuando prácticamente desaparecieron. 

La musica religiosa en la Real Audiencia

Durante la época en la misa se utilizaban trompetas, cornetas, sacabuches y otros ministriles y música de canto de órgano. Era pues la música una parte principal de cada servicio religioso, y se administraban además sus cuentas de manera prudente. Se tiene registro que en el siglo XVI que en las catedrales existían los gastos invertidos en cantores y músicos, que intervenían en coros y orquestas. Sobre los temas que se interpretaban de Francisco Guerrero, eran principalmente los que se encontraban en el libro de motetes del año 1555. También el Canticum Mariae quod Magnificat nuncupatur del año 1566 y su Liber primus Missarum y Missarum Liber secundus del año 1582. También en el inventario entregado a San Agustín constan los cuadernos de música de Guerrero puesto que las partituras eran parte importante de la interpretación musical y se proveían entre los músicos religiosos durante la misa para lo que se había establecido el Colegio de San Andrés donde se enseñaba a leer música hasta volverlos "excelentes apuntadures y miniaturistas".


Los Salves
La influencia de esta música en la cultura persiste hasta la actualidad. De la música religiosa barroca destacan el Salve Regina, Magníficat, Te deum, salmos, temas tocados en misas de difuntos y de réquiem, letanías, laudas, antífonas, alabanzas o alabados, villancicos, y marchas fúnebres. Por ejemplo, los alabados son parte de la cultura afro de Esmeraldas. Los salves fueron muy importantes y llegan hasta la actualidad en la región de la costa, ya que existen registros de estos cantos que se originaron en el siglo XVI y todavía son interpretados entre los campesinos del litoral, generalmente de manera oral, aunque siempre vinculados al rito católico.

Los Villancicos



La importancia de los villancicos para la evangelización fue tan grande que se decidió interpretarlos de manera generalizada e independiente del calendario litúrgico. Su valor yacía en que eran cantados en español algo que permitía comunicar los mensajes religiosos en lugar de las canciones comúnmente cantadas en latín. Esto dejó una huella importante en Ecuador, al igual que el resto de Latinoamérica que se refleja en la popularidad de los villancicos, aunque en una versión moderna con composiciones del siglo XX. Ejemplos como el “Dulce Jesús mío”, son cantados frecuentemente en las fiestas de Navidad. Además del Salve que se lo ejecuta en las procesiones de Viernes Santo de Jesús del Gran Poder, en la ciudad de Quito.



La bomba y la música afroandina
Uno de los géneros más reconocidos dentro de los afroecuatorianos es La bomba, tradicional del Valle del Chota un género que nació de la esclavitud de personas procedentes de diferentes zonas de África, como África Central, Costa de Guinea, Costa de Oro y Costa de Calabar. Incorpora ritmos de la región andina, como el albazo; al usar instrumentos como el tambor, las flautas e instrumentos de percusión menor (huiro y raspadores), que se elaboraban con materiales de la zona. El conjunto instrumental predominante son los percusivos y las sonajas. La banda mocha consiste en un grupo instrumental tradicional masculino originario de las comunidades del valle del río Chota. El nombre de la banda campesina se podría relacionar de que los extremos de los puros están mochados, es decir, que han sido previamente cortados, aunque también podría derivar de 'mocho', coloquialmente referido a una 'persona pobre'.Este género musical se volvió muy popular con Edgar Gonzalón y su canción titulada "El negrito de la salsa", que es constantemente incluida dentro del Carnaval de Barranquilla. Otra canción relevante es "Vivir en este Carpuela", que hace referencia a un pueblo dentro del Valle del Chota. Esta canción fue interpretada por Margarita Laso en el álbum homónimo. En la actualidad Widinson continua desarrollando este género musical con varias canciones importantes como "Dos morenas" o "El Camaleón". También existen composiciones meramente instrumentales que han sido muy importantes para Ecuador como "Bomba Caliente" y especialmente "El Chuchaqui" interpretada por Marabú.